Leyenda del Emperador Yuryaku
Se cuenta que el Akita del Emperador viajaba en palanquín y llevaba un collar todo de oro.
El Emperador Yuryaku (457-479 d. C.) pasando por el pueblo, vio una casa muy similar a su palacio y dio la orden de incendiarla y destruirla completamente. El propietario, desesperado, no sabía como hacer para que el emperador cambiara de idea. De repente se le ocurrió regalarle uno de sus cachorros, tomó el más lindo y se lo dio al Señor.
Cuando el Emperador vio a ese perrito de pelo blanco y suave, se apiadó y detuvo la orden impuesta; la casa fue salvada. Aquel cachorro era un antepasado del Akita y se convirtió en miembro de la corte.
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