El dueño de un akita americano no es sólo el amo, es su compañero:


Es extremadamente cariñoso, fiel, limpio, ordenado, pero posee un carácter imperativo que debe ser controlado desde pequeño.
El dueño de un akita americano debe ser una persona asertiva, debe tener tiempo para dedicarle a su perro y debe poseer un carácter capaz de demostrarle quién es el jefe.
Siente un inmenso deseo de ser parte de su familia humana, por lo que no es un perro para dejar en el patio de la casa. Ellos necesitan pasar tiempo en la casa con su familia humana y no debe ser mantenido encadenado.
Tiene un natural instinto de caza que requiere mucha atención cuando convive con animales pequeños. El que acepte al gato de su familia no significa que el gato de su vecino esté a salvo
.
No debe ser dejado sin supervisión junto a niños pequeños (menores de 6 años), incluso aquellos de su propia familia humana. Por naturaleza el akita americano es muy protector de su familia y puede reaccionar contra los amigos de sus hijos si malinterpreta un juego. No necesita ser entrenado como perro de guardia, este es su instinto natural. El Gran Perro Japonés será un amante compañero de su familia, lo que lo convierte en su mejor protector y guardia. Nunca debe ser entrenado para el ataque.
No puede ser alimentado y dejado al olvido en su patio, Usted debe darle la oportunidad de ser un miembro más de su familia. Ellos necesitan amor, cariño, seguridad y calor familiar. Estas cosas son las mismas que él le brindará a Usted...

El akita americano no es para cualquier persona, su dueño debe querer estar con su perro, ya que él lo seguirá donde vaya, será su sombra y lo cuidará donde sea que esté.
Es reconfortante llegar a casa y ser recibido por los ojos brillantes de alegría de un akita americano. Mirar en los ojos de un perro de esta raza que te ha aceptado como su compañero de vida es mirar en los ojos de la eternidad.

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